lunes, enero 12, 2009

Comelona decembrina

Un fin de año en un país ajeno no es asunto sencillo. Los sentimientos del viajero decembrino, y en este caso colombiano, van desde extrañar a la familia, los iluminados en las calles, el calor del hogar, las reuniones familiares y sobre todo, la comida.

Un diciembre en Colombia es casi sinónimo de buenos momentos gastronómicos. La cosa comienza en las novenas cuando las rezadas giran alrededor de los buñuelos, la natilla y por supuesto, el alcohol, mucho aguardiente y a veces, cerveza.

Pero estos platos apenas son pasabocas, pues el desquite de la cena mayor es el 24 y el 31, cuando el estómago se prepara para recibir a plena la media noche, los platos más pesados y sabrosos de nuestro folclor.

Pero para los que están lejos estos festejos nada de esas rutinas son imposibles, pues como ningún colombiano tiene fama de vararse lejos de su tierra, existen sitios muy latinos, como el de este aviso en Nueva York, donde no más es que ordene sus antojos de fin de año.